El efecto "Fata Morgana" recibe su nombre del italiano fata Morgana (es decir: hada Morgana), en referencia a la hermanastra del Rey Arturo (Morgan le Fay) que, según la leyenda, era un hada cambiante.
También es un espejismo o ilusión óptica que se debe a una inversión de temperatura. Objetos que se encuentran en el horizonte como, por ejemplo, islas, acantilados, barcos o témpanos de hielo, adquieren una apariencia alargada y elevada, similar a "castillos de cuentos de hadas". La fatamorgana más célebre es la que se produce en la costa meridional de Sicilia, en el Estrecho de Messina, entre Calabria y Sicilia.
Con el tiempo en calma, la separación regular entre el aire caliente y el aire frío (más denso) cerca de la superficie terrestre puede actuar como una lente refractante, produciendo una imagen invertida, sobre la que la imagen distante parece flotar. Los efectos Fata Morgana suelen ser visibles por la mañana, después de una noche fría. Es un efecto habitual en valles de alta montaña, donde el efecto se ve acentuado por la curvatura del suelo del valle, que cancela la curvatura de la Tierra. También se suele ver por la mañana en mares árticos, con el mar muy en calma, y es habitual en superficies heladas de la Antártida.
Los efectos Fata Morgana son espejismos superiores, diferentes de los espejismos inferiores, que son más habituales y crean la ilusión de lagos de agua distantes en el desierto o en carreteras con el asfalto muy caliente.